SANTA MARÍA DE IGUÁCEL . FRONTAL. MUSEO DIOCESANO

Al levantar el suelo de madera, al inicio de las obras de restauración de la ermita de Iguácel en 1976, apareció el antipendio del altar que vuelto al revés había servido de tarima. Pintado al temple sobre madera, representa escenas de la vida de la Virgen, desde la Anunciación hasta la Dormición y Asunción a los cielos. Las pinturas pertenecientes a los principios del gótico lineal presentan algunas características del románico.

Está distribuido en dos bandas horizontales, que a su vez se dividen verticalmente en tres zonas.

La parte superior izquierda presenta dos escenas la Anunciación y la duda de San José ante la maternidad de María.

En la zona superior derecha se representan la Visitación y la Natividad.

En el lado izquierdo de la banda inferior puede verse aunque la parte inferior está muy deteriorada la Presentación de Jesús en el Templo.

En el ángulo inferior derecho, también muy deteriorado, aparecen las escenas de La Epifanía.

La parte central contiene, en dos escenas superpuestas, la Dormición y Asunción de María.

 

Se han trascrito a continuación unas líneas de Cook-Gudiol sobre la originalidad de este frontal (1):

“Hemos buscado inútilmente afinidades entre la exuberancia figurativa de la muerte de María, que ocupa en verticalidad el compartimiento central, con otras representaciones similares en la iconografía hispánica; desconocemos precedentes para la compleja representación del nacimiento de Jesús en un establo de estructura casi gaudiniana con novedades que alcanzan a duplicar la asistencia citada en los evangelios apócrifos. En el mismo compartimiento se incluyen el patriarca José en actitud dubitativa y la Anunciación a los pastores: éstos aparecen detrás de la escena del Nacimiento, pero su rebaño surge en primer término junto a los pliegues del cubrecama de la Virgen. También resulta original la ampulosa indumentaria de los ángeles, los elementos arquitectónicos que enmarcan la Presentación al Templo y la Epifanía y el diseño decorativo trazado a punzón, que rellena los fondos de las diversas escenas, todos ellos con corladura sobre estaño, lo mismo que las franjas divisorias y el recio marco del antipedio.”

(1). Ars Hispaniae. Historia Universal del Arte Hispánico. Volumen VI. Segunda edición actualizada. Weller William Spencer Cook y José Gudiol Ricart, pag.166. Madrid 1980.