Reloj y calendario de sol.
El hecho de que una mañana llegué tarde al trabajo por causa de que las pilas del despertador se habían agotado me planteó la necesidad de buscar una solución definitiva para no tener una dependencia de unas baterías de duración imprevisible.
Tras mucho pensar llegué a la conclusión de que este problema estaba resuelto hace muchos…, muchísimos años.
¡Pero si tenemos la energía solar a nuestra disposición desde hace, yo que sé cuanto tiempo!
“¡Claro, un despertador solar!”, dije para mí mismo emocionado por mi inteligencia.
Y me puse a la faena.
Tenía que ser de pequeño tamaño porque, de otro modo, no cabría en mi mesilla de noche, que es de tamaño estándar.
Eso no era un problema, pero sí lo era el que los fundamentos de la geometría descriptiva que en su día estudié estaban en mi cabeza ligeramente oxidados, así que no me quedó más remedio que deducir por pura lógica la manera de calcular la sombra arrojada por un punto, a cualquier hora del día, sobre los planos de los cuadrantes que deseaba construir.
Bueno, resumiendo, el resultado es este reloj de sol del que se acompañan fotografías e, incluso, el manual de instrucciones que compone el lote.
Si, ya se que es un reloj pero no es un despertador; también me di cuenta, tras construir el reloj, que a mi mesilla de noche, raramente llegan los rayos de sol y, jamás, a la hora en que debo despertarme.
Pero todo tiene arreglo; no se cual, y, además, es un reloj muy decorativo.
Recientemente, y a través de canales que no vienen al caso, he recibido una sugerencia muy imaginativa; el que sea, o no, aplicable, es lo de menos.
Dice así: Para completarlo y que sirva realmente de despertador propondría añadir una lupa orientada en la dirección adecuada para que a la hora deseada el sol quemara una tira de papel o un hilo que sostiene el badajo de una campana.
El reloj de sol puede estar fuera, pero si el hilo es suficientemente largo puedes disponer la campana justo al lado de tu oreja"
Juzguen ustedes mismos
Guillermo